Hay otra alternativa:
Cuando Sansón ya preso es llevado al templo de los Filisteos para ser sometido a burlas en medio de sus fiestas, decide suicidarse llevándose consigo a 3000 Filisteos enemigos. Para ello utilizó no solo su fuerza, sino también el templo que los albergaba, con su fuerza extrema empuja las columnas y logra que el templo se desmorone sepultándose a si mismo y a sus enemigos.
Sobre el adelanto de las elecciones propuesto por el presidente podemos estar a favor o en contra, hay y habrá mucho análisis de por medio y mucha discusión sobre sus verdaderas motivaciones y objetivos pero en lo que no hay discusión es en sus efectos económicos para el empleo, el crecimiento y la inversión.
Ya se pronunciaron los economistas más destacados, ex ministros de economía y los directamente involucrados, los gremios empresariales. Hay unanimidad de criterio entre: La Confiep, la Cámara de Comercio, La Sociedad Nacional de Industrias, La Sociedad Nacional de Minería, La Sociedad Nacional de Petróleo e Hidrocarburos y La Asociacion de Exportadores, todos coinciden en que la decisión del Presidente traerá graves consecuencias económicas, la inestabilidad política y la incertidumbre electoral acarreará la parálisis de las inversiones, que impactará negativamente en el crecimiento del PBI, la generación de empleo y el incremento de salarios.
Las decisiones radicales buenas o malas y sus efectos pueden ser atenuados si se incorpora planificación, predictibilidad, responsabilidad y diálogo, finalmente que muera Sansón (Poder Ejecutivo) y los Filisteos (Poder Legislativo) pero que no se lleven consigo al país y su futuro económico. Es indispensable reducir dramáticamente la incertidumbre:
1- Un referéndum además de costoso y apresurado, promueve la inestabilidad política y el encono entre peruanos. Se requiere evitar este desgaste, basta con un diálogo alterado para que el Congreso apruebe en dos “legislaturas adelantadas” la reducción del mandato presidencial y congresal, con lo que en un mes se convocaría a nuevas elecciones generales.
2- Definir la viabilidad o no de la aplicación de las nuevas reglas de juego recién aprobadas (reforma política) en materia de democracia interna, elecciones primarias, formación y participación de nuevas organizaciones políticas, etc.
3- Aprobar un cronograma holgado del proceso electoral adelantado.
4- Acordar una agenda legislativa mínima, solo aquello que genere confianza, estabilidad y predictibilidad. No se podrá hacer mucho pero lo poco que se logre sea en consenso y sin enfrentamientos.
5- Las reformas judicial, política y la lucha contra la corrupción, que aún están en pañales, no se pueden tirar por la borda, lo avanzado se debe consolidar.
6- Los recientes planes de productividad y competitividad, así como el plan de infraestructura, deberían ser el legado de este gobierno, su afianzamiento debe ser la tarea principal del gobierno en lo que le queda de tiempo y el eje de la siguiente campaña electoral.
La famosa frase gringa que describe a los gobernantes de salida “pato rengo”, ya se instaló en el país, se van todos y hoy todos tienen menos poder, menos mando y menos motivaciones para cumplir su deber. Siendo evidente la parálisis del sector privado, es indispensable que el Poder Ejecutivo, compense en algo el déficit y ejecute sus presupuestos de inversión (obras) y concluya las licitaciones en marcha, las adendas pendientes y destrabe lo que tiene en cartera; al Congreso que no apruebe leyes intrascendentes ni populistas, es lo mínimo que podemos exigirles y claro, tampoco se puede pedir más a los “patos rengos”.
Si alguna conclusión podemos sacar de esta triste historia, es que sin diálogo, sin acuerdos, sin capacidad de consensuar, ningún país tiene viabilidad y está condenado al fracaso.

Abogado, formado en la Universidad Católica Santa María de Arequipa con estudios de Posgrado en la Universidad ESAN en los programas de Marketing y Administración y Organización. También ha culminado estudios de posgrado en University of California – Berkeley . Fundó el movimiento universitario Fuerza y Acción de Cambio Estudiantil en 1985. Se preparó política y doctrinariamente en el Instituto José Faustino Sánchez Carrión, auspiciado por la fundación Konrad Adenauer y presidido por Ernesto Alayza Grundy
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