Es difícil entender la magnitud del descrédito que la denominada “gran prensa” peruana se ha infligido con el sesgo que ha tenido en los últimos días a propósito de la presentación del informe Lava Jato.
Las primeras planas ignoraron el hecho, la televisión simplemente no lo transmitió y la radio, salvo honrosas excepciones de ciertos programas, prefirió abordar cualquier tema.
En la práctica miraron para otro lado.
En los casos del mayor grupo periodístico, la mención a su principal accionista, implicado en Lava Jato, nunca existió. No se escribió ni se mencionó su nombre ni el de su empresa. Nunca.
La razón que esgrimieron fue que el informe no contenía ni a Alan García ni a Keiko Fujimori. Esa razón o ese pretexto bastó para, en la práctica, no solo ocultar el informe, sino además desprestigiar, ridiculizar o boicotear, la presentación del mismo; cada uno a su estilo.
No les importó ponerse a la altura de la izquierda irresponsable que pretendió hacer su propia investigación -ellos sí incluyendo a Keiko y a Alan pero relativizando la responsabilidad de la principal empresa accionista y al dueño de sus medios. Y qué curioso, para ese documento en minoría, sí destinaron tinta, espacio, minutos y garganta.
Los dos años de investigación y análisis, las 1,500 páginas con evidencia y graves imputaciones sobre el mayor caso de corrupción en la historia del Perú simplemente no existieron. La pasión o el temor a perder el puesto pudo más. Ojalá haya sido solo eso.
Los mismos medios que se defendieron de una ley a la que denominan “ley mordaza”, se auto impusieron otra mordaza, a todas luces servil.
El derecho de los ciudadanos a conocer los hechos parece ahora reemplazado por una gestapo de la información y no quiero imaginar que pueda existir una versión de La Botica dirigida por alguien desde algún lugar, dentro o fuera del país, ordenando los titulares de la prensa local.
Es muy preocupante que un tema de la importancia de la lucha contra la corrupción -que las encuestas señalan como el problema más importante para los peruanos- haya sido puesto de lado o haya sido manipulado informativamente.
La prensa es un apostolado. Debe mantenerse equilibrada y siempre lejos de cualquier poder. Esa es la manera de servir y de hacerse respetar.
La gran prensa se ha hecho un flaco favor sembrando en los ciudadanos una enorme desconfianza. En la práctica ha quedado empequeñecida. Ojalá que la reflexión les devuelva la legitimidad, la independencia y la credibilidad perdidas.

Alfonso Baella Herrera fundó en el 2001 Baella.com, una agencia de marketing y comunicación corporativa. Es especialista en redes sociales y además analista político. A través de su empresa, ha jugado un papel clave en el lanzamiento de decenas de exitosas redes sociales y estrategias de marketing en Internet que han visto millones de personas.
Es autor del libro: «YO QUIERO SER PRESIDENTE. ¿Cómo utilizar el Internet para ganar una elección? La estrategia electrónica de Barack Obama», que trata sobre la primera campaña presidencial de Barack Obama, donde el uso de redes sociales fue decisivo.
Alfonso ha sido columnista de Correo, Expreso y Peru21, es también fundador y director de Posicion.pe Y además ha sido, conductor y director del programa de televisión Redes y Poder vía Willax TV y ATV +.
Estudió Derecho y Ciencias Políticas, tiene posgrados en Tecnología de Información, Administración de Empresas y Producción de Televisión. Es Magister en Gobierno de Organizaciones y Máster en Comunicación y Marketing Político.
Alfonso es considerado uno de los peruanos más influyentes en las redes sociales.
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