La política vista en la dimensión histórica ha estado relacionada siempre al hombre. Los pensadores más insignes siempre definieron la política como la administración de lo público en beneficio del pueblo y ha sido la persona, su centro y quien ha motivado siempre el estudio de las relaciones con el poder. El binomio política-persona ha sido inseparable y de hecho, la política está presente en ese binomio de muchas maneras. Aristóteles decía: “El hombre es por naturaleza un animal político”;y por eso resulta imposible imaginar la política sin la comunicación.
Hoy en día, la comunicación política y la opinión pública son inseparables. No existe una comunicación política sin una resultante -positiva o negativa- en la opinión pública, y no existe opinión pública sin que la comunicación política la influencie. Pero esa comunicación, cuando viene desde del gobierno, debe ser analizada en varias dimensiones y entendida como un sistema con un propósito superior.
Hoy es necesario generar contexto para gobernar. Ese contexto tiene, por lo menos, tres dimensiones: La primera, se refiere al tema tecnocrático; La segunda, al político y la tercera, al comunicacional.
Mientras que la primera precisa la organización administrativa de la cosa pública y se refiere a la implementación puntual de las políticas públicas, la segunda incorpora el posicionamiento político, la visión y la ideología del gobierno. Finalmente la comunicación cumple el objetivo de manejar el valor reputacional pero sobre todo de construir un relato, una historia, una narrativa, que debe servir para que los ciudadanos se identifiquen y entiendan esa tecnocracia y esa visión.
Sin el relato no hay gobierno posible. Y cuando un gobernante dice que el problema de su gobierno es la falta de comunicación, reconoce implícitamente que gobierna mal. Hoy día, el mundo de las percepciones es determinante. Lo que parece, termina siendo más importante que lo que es.
En esa nueva dinámica, la comunicación política se potencia en el ciberespacio, donde la persuasión utiliza nuevas técnicas y herramientas porque la opinión pública está hiperconectada y porque ya no es, como antaño; cuando un emisor enviaba un mensaje al receptor, usando un medio reconocido y un mensaje válido, a la espera de la respuesta. Hoy, la comunicación ya no es 1 a 1, ni de arriba hacia abajo, sino de 1 a millones -en segundos- gracias a internet y las redes sociales, haciendo inclusive que los medios tradicionales -TV, Radio o Prensa escrita- sean lentos e irrelevantes.
La comunicación política, a pesar de todos los avances tecnológicos, seguirá siendo un arte, porque busca convencer al hombre en sociedad e influir en la opinión pública, y esa es la esencia de la política. Comunicar para empoderar. Convencer para gobernar.

Alfonso Baella Herrera fundó en el 2001 Baella.com, una agencia de marketing y comunicación corporativa. Es especialista en redes sociales y además analista político. A través de su empresa, ha jugado un papel clave en el lanzamiento de decenas de exitosas redes sociales y estrategias de marketing en Internet que han visto millones de personas.
Es autor del libro: «YO QUIERO SER PRESIDENTE. ¿Cómo utilizar el Internet para ganar una elección? La estrategia electrónica de Barack Obama», que trata sobre la primera campaña presidencial de Barack Obama, donde el uso de redes sociales fue decisivo.
Alfonso ha sido columnista de Correo, Expreso y Peru21, es también fundador y director de Posicion.pe Y además ha sido, conductor y director del programa de televisión Redes y Poder vía Willax TV y ATV +.
Estudió Derecho y Ciencias Políticas, tiene posgrados en Tecnología de Información, Administración de Empresas y Producción de Televisión. Es Magister en Gobierno de Organizaciones y Máster en Comunicación y Marketing Político.
Alfonso es considerado uno de los peruanos más influyentes en las redes sociales.
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