El filósofo griego, Aristóteles distinguió hace más de 2,300 años las formas de gobierno en tres clases: Monarquía, la ejerce un solo individuo; Aristocracia, un grupo minoritario; y Democracia, el pueblo. Esas son las formas puras, en las que el soberano impera en beneficio de todos. Pero hay una forma perversa, destructiva y, finalmente, profundamente injusta.
Algunos años después, Polibio, historiador griego, llamó oclocracia al fruto de la acción demagógica y la definió como «la tiranía de las mayorías incultas y el uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas». Es decir, de la democracia se puede saltar a la oclocracia en el fragor de una serie de hechos que devienen en irreversibles. El gobierno de las masas puede producir una serie de situaciones frente a las cuales, el retorno resulta imposible.
En los procesos oclocráticos, donde el caudillo intenta gobernar por la imposición de la voz del pueblo, siempre está el riesgo de la influencia de intereses políticos, económicos u otros más ocultos y hasta inconfesables. En la oclocracia ya no existe la división de poderes, nos hay instituciones independientes y sólo un caudillo y su camarilla son los que gobiernan porque ellos son los intérpretes del pueblo. Son una suerte de médium, de interfaz, de chamanes con poderes para escuchar al pueblo.
Ilustres pensadores han advertido de un permanente peligro para la democracia popular, que los oclócratas ejerzan el poder porque devienen en oclocracias con el objetivo de mantener dicho poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad.
Lo dejo allí. Ahora usted piense. Qué gobierno tenemos y en qué nos estamos convirtiendo. Algunos amigos me preguntan: “Alfonso qué hacemos? Mire, yo estoy haciendo este video, creo que alertando sobre esta situación puedo ayudar. ¿Qué puede hacer usted? Primero entender bien el peligro en el que estamos y luego, compártalo en sus redes y convérselo en casa.
Lo primero que hay que hacer es informarse e informar a los demás.
Hasta un próximo post

Alfonso Baella Herrera fundó en el 2001 Baella.com, una agencia de marketing y comunicación corporativa. Es especialista en redes sociales y además analista político. A través de su empresa, ha jugado un papel clave en el lanzamiento de decenas de exitosas redes sociales y estrategias de marketing en Internet que han visto millones de personas.
Es autor del libro: «YO QUIERO SER PRESIDENTE. ¿Cómo utilizar el Internet para ganar una elección? La estrategia electrónica de Barack Obama», que trata sobre la primera campaña presidencial de Barack Obama, donde el uso de redes sociales fue decisivo.
Alfonso ha sido columnista de Correo, Expreso y Peru21, es también fundador y director de Posicion.pe Y además ha sido, conductor y director del programa de televisión Redes y Poder vía Willax TV y ATV +.
Estudió Derecho y Ciencias Políticas, tiene posgrados en Tecnología de Información, Administración de Empresas y Producción de Televisión. Es Magister en Gobierno de Organizaciones y Máster en Comunicación y Marketing Político.
Alfonso es considerado uno de los peruanos más influyentes en las redes sociales.
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